Ya pasaron 24 días desde que Pedro Kreder (79) y Juana Morales (69) desaparecieron en la zona de Rocas Coloradas, y el caso sigue sumando misterio.
Sin pistas claras, sin indicios firmes y con una familia que no baja los brazos, la búsqueda se reforzó este fin de semana con tecnología de punta llegada especialmente desde Santa Fe.
Una brigada especializada aterrizó en Comodoro con equipamiento valuado en más de 100 millones de pesos, incluidos drones térmicos capaces de detectar movimiento y temperatura humana en terreno abierto, cañadones y senderos prácticamente inaccesibles.
El operativo se concentra ahora en el Cañadón de Visser, el lugar donde apareció empantanada la camioneta en la que Pedro y Juana viajaron rumbo a Camarones el 11 de octubre. Es la última imagen que se tiene de ellos: una cámara de seguridad captando el vehículo, y desde entonces… nada.
“Es como si se los hubiera tragado la tierra”
La incertidumbre devora a las familias.
Laura, la hija de Pedro, lo expresó con crudeza:
“No hay una pista, no hay nada. Es como si se los hubiera tragado la tierra. Seguimos buscando a mi papá vivo, a los dos vivos. No pensamos lo contrario”.
En paralelo, Aldana, hija de Juana, volvió a publicar una carta desgarradora en sus redes, pidiendo que el país no olvide el caso y que la búsqueda siga sin descanso. Sus mensajes acumulan miles de compartidos y mantienen viva la atención sobre una desaparición que ya conmociona a todo el país.
24 días, cero respuestas y un operativo a contrarreloj
Mientras las horas corren, drones recorren centímetro a centímetro la Patagonia profunda, con sensores térmicos que permiten detectar cuerpos en movimiento, calor humano o alteraciones en el terreno.
Cada vuelo abre una pequeña ventana de esperanza para las familias. Cada zona descartada, un golpe.
Pedro y Juana salieron a disfrutar un fin de semana. Hoy, su paradero es un enigma total. Y la búsqueda, una carrera contra el tiempo.
